Universo arcano

Ayer descubrí el universo arcano de Carrie Paris, y me gustó adentrarme en él. Me trajo recuerdos a Carnivàle, una serie que me fascinaba. En ella se narra la antigua contienda entre el Bien y el Mal a través de las vidas de unos personajes que viajan por pueblos de Estados Unidos en la década de los años 30 en sus preciosas caravanas de circo.

La iconografía de Carnivàle es tremendamente seductora. El polvo de las carreteras desérticas se cuela por las rendijas de la pantalla, el olor a sudor y a humo de almuerzo de bacon con huevos fritos trasciende el campamento circense. Los personajes de carpa y freak show ocultan arcanos (secretos) que irán desvelando capítulo a capítulo en una enrevesada trama, mientras se produce la batalla encarnizada entre los dos elegidos: uno de la luz y, otro de la oscuridad.

La tela de araña de este carnaval nos ofrenda con mensajes crípticos y referencias al gnosticismo, a la masonería, a los templarios, al cristianismo y al Tarot Rider-Colman (publicado en 1910), ideado por el ocultista Arthur Edward Waite, miembro de la Golden Dawn, e ilustrado por la genial «Pixie», Pamela Colman Smith.

Atrapadas en la red de seda revolotean sensuales mujeres barbudas, atractivos granjeros, encantadoras de serpientes, directores misteriosos, mentalistas, videntes, forzudos, lectoras de Tarot… que se debaten entre la vida y la muerte, entre el milagro del fervor religioso y la magia del mundo onírico, entre la luz y la oscuridad.

Lo interesante es que son personajes complejos que encarnan la bella y cruel naturaleza personal: bestial, angélica, pero ante todo, humana, terriblemente humana donde los límites del bien y el mal se desdibujan, trascienden todo juicio moral.

Esta es la maravillosa invitación al misterio de Carnivàle que he asociado al hipnótico mundo ilustrado de Carrie Paris. La mente y sus juegos de correspondencias siguen sorprendiéndome, y este post es una muestra más.

Pasen y vean